Fotos | @thewildatlanticway
Recorriendo 1,600 millas a lo largo de la accidentada costa oeste irlandesa, la Wild Atlantic Way se ha convertido en uno de los viajes por carretera más emocionantes de Europa.
El camino abarca algunas de las experiencias más memorables de Irlanda. Se destacan el faro al borde del mundo en Fanad Head; las legendarias ostras de Galway; el paisaje lunar de The Burren; y el pintoresco pueblo de Kinsale con su paleta de colores.
La Wild Atlantic Way está celebrando su décimo aniversario en 2024. Promete una serie de nuevas experiencias a lo largo de su ruta significa que hay más para disfrutar que nunca.
Este verano vio la apertura del Centro Nacional de Surf en Strandhill, en el condado de Sligo. Allí las olas del Atlántico atraen tanto a principiantes como a surfistas experimentados.
En el centro, el desarrollo de Queen Maeve Square continúa a buen ritmo a orillas del río Garavogue y ofrecerá un lugar pintoresco para mercados de agricultores, ferias de artesanía y música en vivo cuando se complete a finales de 2024.
En el condado de Cork es la última parada en el recorrido. Allí el único teleférico de Irlanda ha vuelto a abrir sus puertas después de una importante mejora. Lleva los pasajeros a través del mar desde la península de Beara hasta el silencioso y ventoso Dursey Island en tan solo 10 minutos, un lugar favorito para los observadores de aves con sus alcas y araos.
La ruta de la Wild Atlantic Way, desde el principio hasta el final, desvela las maravillas de la naturaleza. El poder del océano deja su huella en la costa, así como el impresionante paisaje campestre en toda su diversidad.
Encantadores pueblos se encuentran a lo largo de la costa. También hay monumentos antiguos cuyos orígenes se han sumido hace mucho en las brumas del olvido y salpican el paisaje. Detrás de cada curva en esta mágica carretera costera, una nueva delicia espera.
El salvaje Atlántico, con sus mareas y tormentas desenfrenadas e indomables, ha estado moldeando continuamente la costa oeste de Irlanda. Con un constante encuentro de agua y tierra, ha surgido un terreno profundamente escarpado y salvaje con acantilados imponentes. A su vez hay bahías y playas cautivadoras, islas místicas, siempre cambiantes y nunca llegando al final.
En el aislamiento, o tal vez expresado de otra manera, vivir cerca y con el Atlántico a tu puerta ha asegurado que las antiguas tradiciones y el idioma irlandés se hayan preservado. Un viaje a lo largo de la Wild Atlantic Way es también un encuentro con el pasado.
