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El universo de Severance. La arquitectura al servicio del relato

El universo de Severance. La arquitectura al servicio del relato

Fotografía| Apple TV+
En la era del streaming, pocas series logran captar la atención del público con una propuesta estética tan impactante como Severance, la producción de Apple TV+ creada por Dan Erickson.

Más allá de su enigmática trama que explora la división entre la vida laboral y personal, Severance destaca por la cuidadosa elección de escenarios que refuerzan su mensaje. En este universo distópico, la arquitectura no solo es telón de fondo: es protagonista.

UN DISEÑO INQUIETANTE

Desde el primer episodio, la sede de Lumon Industries, la empresa ficticia donde los empleados se someten al procedimiento de “severance” que separa sus recuerdos laborales de los personales, es protagonista.

Lejos de la calidez habitual de las oficinas modernas, el edificio transmite frialdad, aislamiento y control.

Sus pasillos interminables, su paleta de colores neutros y su mobiliario minimalista evocan un tiempo fuera del tiempo, donde el futuro parece atrapado en el pasado.

Este efecto no es casual. La mayor parte de las escenas de oficina fueron filmadas en el Bell Labs Holmdel Complex, en Nueva Jersey, una joya de la arquitectura modernista diseñada en 1962 por Eero Saarinen.

Originalmente pensado como un símbolo de innovación y progreso, el edificio es reinterpretado aquí como un espacio opresivo y deshumanizado.

Sus formas geométricas, sus simetrías impecables y sus techos bajos crean una atmósfera que atrapa, envuelve y somete.

CUANDO LA CASA ES UN ESPEJO

A medida que la historia avanza y el mundo exterior empieza a asomarse, otras locaciones arquitectónicas se suman al relato.

Una de las más memorables aparece en el sexto episodio de la segunda temporada: la Gerald Luss House.

Esta residencia modernista, construida en 1955 en el norte del estado de Nueva York, es el hogar de Burt y su esposo Fields, cuando están fuera del trabajo, en su versión “Outie”.

Diseñada por el propio Gerald Luss, un pionero del diseño corporativo de mediados del siglo XX, la casa conserva piezas originales, como el icónico sofá Time-Life.

Lejos de romper con la estética de Lumon, esta vivienda refuerza la continuidad de ese universo.

El modernismo de líneas limpias, los materiales sobrios y la atmósfera controlada trasladan la lógica de la oficina al ámbito doméstico.

Lo privado y lo público se funden en un mismo estilo visual, y la sensación de que los personajes nunca pueden escapar del sistema se hace más evidente.

LA NATURALEZA COMO CONTRASTE

Pero Severance también juega con los contrastes. La residencia del CEO de Lumon, Jame Eagan, y su hija Helena, es una clara muestra de ello.

La serie eligió como locación la Taghkanic House, una casa diseñada por Thomas Phifer and Partners, ubicada en un entorno boscoso del estado de Nueva York.

Con sus muros de vidrio, su estructura de acero y sus vistas abiertas al valle del Hudson y a las montañas, esta casa rompe con el tono opresivo del resto de la serie.

Sin embargo, ese quiebre visual también tiene una intención narrativa: mientras los empleados están confinados en cubículos sin ventanas, el líder de la empresa disfruta del paisaje, la luz y la libertad del espacio.

La arquitectura revela, sin palabras, la desigualdad entre quienes controlan el sistema y quienes lo padecen.

El diseño se convierte, así, en una herramienta para desnudar las jerarquías y tensiones del mundo corporativo.

UNA VISIÓN RETROFUTURISTA

Uno de los elementos más fascinantes de Severance es su estética retrofuturista. La tecnología que utilizan los empleados parece sacada de los años 80: computadoras enormes, pantallas monocromáticas y dispositivos sin conexión a internet.

Esta decisión de diseño, lejos de ser un capricho nostálgico, refuerza la sensación de que Lumon opera en un mundo detenido en el tiempo.

Esta idea también se manifiesta en la elección del mobiliario, la iluminación y hasta la vestimenta de los personajes.

Todo parece formar parte de una utopía empresarial de mediados de siglo, congelada en un presente distorsionado.

En lugar de proyectar el futuro como algo brillante y prometedor, Severance lo imagina como una repetición infinita del pasado, donde la innovación se volvió dogma y la eficiencia, un fin en sí mismo.

SEVERANCE Y LA ARQUITECTURA COMO NARRATIVA

Lo que logra Severance no es menor: usa el espacio físico para contar su historia, amplificar su mensaje y potenciar las emociones del espectador.

Cada plano, cada estructura y cada objeto han sido elegidos con una intención estética y simbólica.

En un mundo donde el contenido visual abunda, esta serie demuestra que el diseño sigue siendo una herramienta poderosa para construir significado.

Ya sea a través del brutalismo corporativo de Saarinen, el modernismo contenido de Luss o la transparencia controlada de Phifer, Severance invita a pensar la arquitectura no como un escenario pasivo, sino como una extensión de la mente, la identidad y el sistema que nos rodea.