Fotografía| Netflix
La serie Monstruos: La historia de Lyle y Erik Menendez es el nuevo intento de Ryan Murphy y Ian Brennan por abordar crímenes reales en Netflix.
Con un elenco de lujo, liderado por Javier Bardem y Chloë Sevigny, esta serie de nueve episodios relata el impactante asesinato de José y Kitty Menéndez a manos de sus propios hijos.
Aunque la serie intenta profundizar en los motivos detrás de este crimen, su narrativa se percibe desigual, y solo algunos momentos logran brillar realmente.
LA ACTUACIÓN DE JAVIER BARDEM: UN PILAR DE LA SERIE
Sin duda, uno de los aspectos más destacados de la serie es la actuación de Javier Bardem como José Menéndez.
El actor español entrega una interpretación aterradora del tiránico padre de los hermanos Menéndez, que logra generar repulsión y miedo en cada escena.
Sin embargo, a pesar de su gran actuación, el enfoque unilateral de la narrativa sobre la culpabilidad de los hermanos deja poco espacio para explorar las complejidades detrás del caso.
MONSTRUOS: LA HISTORIA DE LYLE Y ERIK MENENDEZ Y UN INTENTO FALLIDO DE EQUILIBRAR EMPATÍA Y ESCEPTICISMO
Aunque la serie trata de explorar el delicado equilibrio entre la empatía hacia los hermanos y el escepticismo sobre sus motivaciones, este esfuerzo solo se ve reflejado en algunos momentos puntuales.
La narrativa se extiende innecesariamente, con episodios finales que no consiguen generar el impacto esperado, lo que provoca una desconexión con la audiencia.
REFERENCIAS CULTURALES A LOS 90: ENTRE LA NOSTALGIA Y EL VACÍO NARRATIVO
Uno de los aspectos más interesantes de la serie es su contexto en los años 90, con referencias a figuras como O.J. Simpson y Rodney King.
Sin embargo, estas menciones se sienten forzadas y no contribuyen a un análisis profundo sobre la cultura de la época.
Aunque los elementos de nostalgia, como los Reebok Pumps y la música de Vanilla Ice, añaden un toque camp, no logran rescatar la narrativa.
