Por | Amelia y Eugenia de @estilovanderlust
Siempre creímos que habiendo recorrido Argentina de norte a sur y habiéndonos empapado de su belleza natural, los viajes a Europa se centrarían en sus ciudades y pueblos. La ultima vez cambiamos de paradigma: decidimos agarrar el auto y recorrer el norte de Italia. Fue así como llegamos a los Alpes.
Como no podía ser de otra manera, optamos por uno de los Parques Nacionales más destacados de este país y declarado patrimonio de la humanidad: LAS DOLOMITAS.
Una cadena montañosa bautizada así por el geólogo francés Déodat de Dolomieu y formada de piedra caliza. Su principal característica es la superficie extremadamente lisa que hace casi imposible poder escalarla.
Vale aclarar que hicimos este viaje en pleno invierno europeo, por lo que teníamos miedo de que por la nieve las rutas estuvieran cerradas. Por suerte todo salió perfecto. Quedamos fascinadas por el toque especial que la nieve le supo dar al paisaje.
Muchos de los lagos estaban congelados sin dejar de ser espectaculares. Y los que no lo estaban, eran de un color verde esmeralda y turquesa profundo que nos hicieron suspirar en más de una ocasión. Teníamos expectativas altísimas respecto a este lugar y supo cumplirlas y superarlas por completo.
No solo con sus magníficas montañas nevadas, sino también con sus pintorescos pueblos, lagos e iglesias ubicadas en los lugares de mayor latitud de cada pueblo, pareciendo que buscaban la lente de nuestras cámaras.
Este paisaje italiano no podría ser más auténtico y perfecto. Si bien geográficamente las dolomitas se encuentran en Italia, la influencia austriaca impera en el lugar, debido a su pertenencia previa al imperio austrohúngaro. Por lo que la gente, la arquitectura, el idioma e incluso la vestimenta nos recuerda a este país.
Iniciamos esta aventura en auto por las dolomitas durante 4 días, arrancando como es de costumbre bien temprano para aprovechar al máximo cada hora del día, usando de base pueblos como Selva dei Molini, cercano a Brunico y Belluno.
LOS IMPERDIBLES DE LAS DOLOMITAS
LAGO CAREZZA: este pequeño lago alpino es un must en el recorrido. Rodeado de bosques de un color verde profundo, tanto el camino como su destino te va a dejar sin palabras.
VAL DI FUNES: Si la perfección existe es por acá. En esta zona vas a encontrar dos de las fotos más instagrameables: la de la IGLESIA ST. GIOVANNI IN RANUI y la SANTA MADDALENA, con las dolomitas de fondo. Esto sí es pura magia.
SELVA DEI MOLINI: tuvimos el placer de alojarnos en el hotel Garni Kristall, en el medio de un pueblo de montaña, una de las decisiones más acertadas de este viaje.
LAGO DI BRAIES: se encuentra en el hermoso Valle de Prags. Es uno de los lagos más espectaculares y el más grande de toda dolomitas.
CORTINA D´AMPEZZO Y ALLEGHE: Ya hablamos de lagos, de montañas y de iglesias. Estos son dos de los pueblos más hermosos de la zona para aprovechar y hacer una pausa con un delicioso chocolate caliente en invierno o un refrescante Spritz en verano. No te pierdas las vistas con sus hermosos lagos.
Si te gusta la aventura, hay muchísimas rutas de senderismo: Las tres cimas del lavadero es una de las más famosas e imperdibles convirtiéndose en la típica foto de dolomitas. Eso sí necesitarás un par de días más en la zona.
El dato de color de este parque, que nos hace recordar mucho a nuestro país, es que las primas hermanas de esta clase de montañas se encuentran en la Patagonia argentina, específicamente en El Chalten. Son las mismas montañas de piedra caliza y de la misma majestuosidad.
Este relato de nuestras aventuras en Dolomitas es solo un mínimo resumen de todo lo que este lugar tiene para ofrecer.
Esperamos haberlos teletransportado al menos por un momento. Si ya las conoces, reviviendo cada detalle y si aún no, despertándoles esa llamita en el corazón viajero que todos compartimos.
