Por | Práctica Arquitectura
A sólo una hora al sur de la Ciudad de México, el pueblo de Tepoztlán está ubicado dentro de un valle con un agradable clima templado y constituido por tres formaciones rocosas. Una de ellas conocido como El Tepozteco.
Con una población de poco más de 35 mil habitantes, es un lugar tranquilo que busca la gente para escaparse de la ciudad en los fines de semana o para encontrar donde puedan retirarse.
Tepoztlán es un lugar que se vive hacia adentro, se descubre en sus patios y jardines, al interior de sus edificaciones. La belleza de las fachadas en sus calles radica en la sobriedad y serenidad para invitar activamente al espectador a entrar.
Con eso en mente, La Hacienda Jardín se manifiesta sobria y serena, callada hacia su entorno. Respetándolo, guardando la magia y misterio para quien entre en ella.
La Hacienda Jardín reflexiona sobre la tipología de la casa de descanso y las especificidades que requiere en un contexto determinado a través de la reinterpretación del concepto de hacienda. Siendo ahora una residencia de fin de semana tanto para la pareja como para sus hijos, a futuro se convertirá en una de retiro.
Las áreas deberán satisfacer una amplia gama de usos y organizarse con la estrategia necesaria para no interrumpir o limitar otras actividades. Como consecuencia, las fronteras programáticas que se generan en el perímetro a través de muros en forma de grapa se difuminan. Permitiendo a los habitantes modificar periódicamente el espacio según varíe el número de ocupantes y necesidades.
El programa arquitectónico cuestiona la condición predominante en la zona de tener que bardear el predio para luego insertar en él una edificación y ajardinar el resto. El proyecto hace lo contrario, se convierte en una barda techada y abierta a la intemperie que contiene un jardín de vegetación endémica en su centro.
De esta manera, el gran patio se transforma en el diafragma que regula las interacciones. Deconstruyendo la hermética división entre espacios públicos y privados, propiciando una conexión persistente con el volumen periférico. La techumbre en el patio enmarca la montaña del Tepozteco con la cual los usuarios pueden mantener una relación íntima desde cualquier lugar.
Los materiales elaboran un diálogo directo con el lugar, la tierra, el clima y el paisaje. El muro perimetral de piedra volcánica texcal contiene y cobija todos los espacios construidos.
La madera de pino duranguense figura como la estructura principal del proyecto y se vuelve el material protagónico al interior mediante vigas y polines. La madera de huanacaxtle figura en las celosías y en acabados. Los pisos de loseta de barro cocido, la cubierta de teja y los muros de ladrillo y chukum crean una paleta cromática sensible al uso específico de cada área.
Finalmente, se introdujeron sistemas eléctricos con paneles y calentadores solares, drenaje con una fosa séptica controlada, riego con sistemas de captación de agua y pozos de absorción naturales. Complementariamente, se manejó la entrada y control de luz y ventilación natural a todos los espacios.
FICHA TÉCNICA
Arquitectos: Práctica Arquitectura.
Ubicación: Tepoztlán, Morelos, Estado de México.
Área del proyecto: 700 metros cuadrados.
Año del proyecto: 2021.
Fotografía: César Béjar y Oscar Hernández.