Fotografía| @dunedinnz
En la ciudad de Dunedin, en la isla sur de Nueva Zelanda, puede “escalar” una calle. Así es, Baldwin Street es una extraña atracción turística en los suburbios de la ciudad, ya que es la calle más empinada del mundo.
Mediciones oficiales indican que la calle tiene una pendiente de 34,8 y supera los 28,6 de Ffordd Pen Llech, en Harlech, Gales., ubicándola así en lo más alto de los Guinness World Record.
Las calles de Dunedin y Nueva Zelanda fueron planificadas por planificadores de Londres a mediados del siglo XIX. Las calles se diseñaron en un patrón de cuadrícula sin tener en cuenta la topografía del lugar.
El nombre honra a William Baldwin, concejal provincial de Otago y fundador del periódico local, quien subdividió el área.
Llegar a la base de Baldwin Street es plantarse ante una pronunciada subida, con turistas que suben haciendo grandes esfuerzos y descansando cada pocos metros.
El agotador camino hacia la cima tiene su premio. Una vez en lo más alto, podemos disfrutar de hermosas vistas de Dunedin. Un gran atractivo a medida que se sube es ver la arquitectura de las casas, que debieron adaptarse a la pendiente y a un terreno irregular.
La compañía de chocolates Cadbury, que tenía una gran tienda en la ciudad, se sentía muy identificada por Baldwin Street. Por ello organizaba una vez por año un evento de caridad en el que arrojaba miles de Jaffas (dulces de naranja con centro de chocolate) desde la cima de la calle.