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Joaquín Sabina reside en un amplio departamento de 300 m2 en su querido barrio de toda la vida, en Madrid, España. Se trata de un verdadero santuario del coleccionismo y la pasión desbordante por el arte y la literatura.
Cada rincón cuenta una historia, donde cada objeto es un testigo mudo de vivencias y pasiones. Coleccionista por vocación, el departamento rebosa de tesoros que reflejan el eclecticismo de Sabina y su profundo amor por la cultura y las tradiciones.
Desde relojes antiguos hasta juguetes de hojalata o vírgenes, cada elemento encuentra su lugar en este cosmos particular, donde el caos aparente se transforma en un orden meticuloso, reflejo del alma inquieta y creativa de su dueño.
Entre todos los objetos que pueblan el hogar de Sabina, son los libros los que ocupan un lugar privilegiado. Una biblioteca imponente, cuidadosamente catalogada, se erige como el corazón de la casa donde vive Joaquín Sabina , testigo silencioso de las largas noches de lectura y composición.
Para el artista español, los libros no son solo objetos inanimados, sino compañeros de vida, fuentes inagotables de inspiración y conocimiento.
El hogar de Sabina es también un tributo a sus grandes amistades y a su pasión por los toros. Fotografías íntimas con amigos, caricaturas y dibujos dedicados adornan las paredes, mientras que los capotes de Manolete y José Tomás ocupan un lugar de honor en el salón y el comedor, respectivamente.
La imaginería religiosa, omnipresente en cada rincón, añade un toque de misticismo a este espacio cargado de historia y emoción.