Por | CF Taller de Arquitectura + Merodio Arquitectos
Rodeada de vegetación, Casa El Pinar emerge de entre los árboles de un predio aún tomado por el bosque en el corazón de Valle de Bravo, México. La pauta de diseño estuvo claramente marcada por el contexto desde el principio. La prioridad fue generar un proyecto en armonía con el entorno. Y al mismo tiempo, contundente en su lenguaje.
La topografía accidentada llevó a un diseño seccional del proyecto. Además de respetar la ubicación de los árboles preexistentes, se decidió escalonar el programa para aprovechar al máximo la pendiente y evitar en lo posible excavar y nivelar el terreno. La huella construida se redujo al mínimo, permitiendo que el propio bosque ocupara el centro del escenario.
En coherencia con el concepto de Casa El Pinar, se eligieron materiales sencillos y acabados vistos, mezclando hormigón, acero, piedra local y madera de pino estructural. La autenticidad de los materiales, tanto en el interior como en el exterior, es lo que imprime valor estético a los espacios. El lujo de la calidad espacial de cada una de las habitaciones reside en la sutileza del diseño y la orientación intencionada de las vistas hacia el bosque.
Para la estructura se utilizó pino laminado con certificación FSC. Como sistema de construcción, la madera por sí sola presenta un balance negativo de emisiones de carbono, además de ser un material renovable. La madera no emite CO2 ni ningún otro residuo tóxico para el ser humano. Lo único que requiere es un simple mantenimiento con aceite cada dos años para garantizar un buen rendimiento y durabilidad.
Para regar las zonas verdes se instaló un sistema de recogida de aguas pluviales SPL y una planta de tratamiento de reciclaje de aguas residuales TIM.
Desde la calle se ve un camino de grava rodeado de árboles. La pendiente natural del terreno asciende gradualmente desde la acera hasta encontrarse con la piedra que cubre la base del volumen principal.
El sótano del proyecto, situado casi al nivel de la calle, se concibió como una caja de cimentación para uso habitable. El sótano, de hormigón y revestido de piedra local, alberga todas las zonas de servicio. Incluidos los almacenes, las cisternas y los cuartos mecánicos, de servicio y de lavandería.
Sobre este volumen se eleva un muro ciego de hormigón endurecido, protagonista de la fachada principal y eje determinante del proyecto. El muro se cierra al norte para proteger el interior de los fuertes vientos y el clima frío de Valle de Bravo. Mientras que su textura y fuerte presencia marcan la pauta de la estética exterior e interior.
Una escalera de piedra, integrada y camuflada en el muro de piedra del sótano, marca claramente el acceso por uno de sus lados a la puerta principal. Este nivel consta de una gran crujía orientada al sur que alberga la mayor parte del programa. Esta crujía, el mayor volumen del proyecto, está formada por entramados que emplean pino laminado estructural y algunas paredes interiores con contrachapado superpuesto a la losa del sótano.
La fachada sur está formada por ventanas de suelo a techo y marcos de aluminio negro, que garantizan la luz natural y captan el máximo de luz solar para contrarrestar el clima frío. La constante conexión visual con el jardín y el bosque. Así como la tranquilidad que ello proporciona, contribuyen al ambiente tranquilo del espacio.
Un patio central acristalado llena el atrio de luz natural y separa físicamente las dos zonas públicas principales, aunque existe una conexión visual a través del cristal que crea una sensación de amplitud fluida. Las ventanas orientadas al sur y el patio central conspiran para crear un espacio luminoso y fresco que mantiene una temperatura agradable.
El proyecto es sencillo y honesto en esencia. En lugar de existir por separado, la estructura y los acabados se mimetizan. Son una misma cosa. La paleta de colores en toda la vivienda es neutra y tranquilizadora. El uso de hormigón pulido en el suelo, hormigón visto en algunas paredes y madera de pino, con juntas y cristalería negras homologan la estética del espacio.
La cubierta es de vigas IPR que forman un gran armazón con una pendiente que responde tanto a las fuertes lluvias de la zona como al deseo de captar los rayos del sol. Este gran armazón soporta un sistema de paneles de poliestireno expandido (EPS) de alta densidad. Suficientemente ligero para la cubierta y que proporciona aislamiento térmico y acústico en el interior de Casa El Pinar.
El pasillo cerrado a la fachada norte, además de servir de amortiguador térmico, conecta el salón con las zonas privadas, que contienen tres dormitorios con baño propio y vistas al bosque. La suite del propietario tiene un vestidor. Este pasillo sobresale por encima de las escaleras de acceso y comparte el mismo acabado de hormigón que el muro exterior de la fachada principal. Al mismo tiempo, crea la sensación de un volumen flotante, visto desde la calle.
En el otro extremo del volumen, un bungalow de hormigón se conecta a la bahía a través de la terraza cubierta, que cuenta con un jacuzzi. Este bungalow alberga la sala de TV y un dormitorio adicional con baño propio, respondiendo a la necesidad de un espacio más privado para posibles visitas. Al igual que el bungalow principal, se abre al sur, conectando el interior con el exterior.
Los troncos de los pinos enmarcan las vistas del bosque desde cualquier punto de la propiedad y la conexión con la naturaleza es igualmente evidente en todos los espacios donde se vislumbra el verde de las hojas. Con sus líneas limpias y materiales escasos, Casa El Pinar es un refugio discreto que invita a la reflexión y la contemplación.
Se tenía especial interés en utilizar madera maciza certificada para esta estructura, ya que la innovación en madera laminada para aplicaciones estructurales está abriendo nuevos caminos en todo el mundo.
En México, la realidad es un poco diferente, la mayoría de los bosques no están siendo explotados de forma sostenible. Incluso cuando las comunidades locales están deseosas de incorporar prácticas responsables y sostenibles. Miles de hectáreas todavía se pierden para la agricultura o el desarrollo urbano cada año.
La gestión forestal sostenible tiene el potencial de fomentar la reforestación de zonas anteriormente deforestadas para la agricultura y la ganadería. Como ya ocurre en muchas regiones del país, con diferentes fibras vegetales, como coníferas, maderas tropicales en el sureste y bambúes en el sureste.
FICHA TÉCNICA
Arquitectos: CF Taller de Arquitectura + Merodio Arquitectos.
Ubicación: Valle de Bravo, México.
Área del proyecto: 1500 metros cuadrados.
Año del proyecto: 2021.
Fotografía: Rafael Gamo.