Revista Deck. Arquitectura, diseño y decoración.
Inicio » Everest View. El hotel de la cima del mundo

Everest View. El hotel de la cima del mundo

Everest View. El Hotel de la cima del mundo.

Fotografía| @hoteleverestview
Hotel Everest View nació en la primavera de 1968, cuando Takashi Miyahara quedó deslumbrado por la majestuosidad del Himalaya desde una cresta en Syangboche. Aquella visión lo inspiró a soñar con construir un espacio de clase mundial en ese lugar único.

Levantar un hotel a 3.880 metros sobre el nivel del mar no es tarea fácil hoy en día. Hacerlo en los años 60, sin caminos ni acceso directo, era casi una hazaña.

La construcción se volvió un verdadero desafío logístico: los materiales eran transportados a pie por porteadores durante dos semanas desde Lamusangu o en helicóptero.

Todo fue posible gracias al esfuerzo conjunto de Miyahara y los sherpas locales, bajo el diseño del arquitecto japonés Yoshinobu Kumagaya.

Su estética, sobria y elegante, aún es elogiada por su armonía con el paisaje natural. Finalmente, en 1971, el sueño se hizo realidad: el hotel abrió sus puertas a viajeros de todo el mundo.

Pensado para ofrecer una experiencia única en el corazón del Himalaya, cada una de las doce habitaciones del Everest View fue diseñada para brindar vistas panorámicas del Monte Everest y sus picos vecinos.

Los cuartos son amplios, con baño privado, sala de estar, vestidor, un pequeño estudio y acceso a balcones de piedra que enmarcan la cordillera como una obra de arte.

Además, cuentan con calefacción, mantas eléctricas, termo de agua caliente y WiFi gratuito, combinando lujo y confort en medio de la naturaleza más pura.

El hotel Everest View propone algo más que alojamiento: invita a celebrar la calma, la contemplación y el arte de la relajación.

Para llegar, hay dos caminos posibles. Quienes buscan comodidad pueden volar en helicóptero, mientras que los aventureros que desean vivir el trekking en primera persona pueden caminar desde el pueblo de Lukla.

En ambos casos, la recompensa es la misma: un viaje que se recuerda toda la vida. O que, para algunos afortunados, se repite una y otra vez.