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Portugal es un destino ideal para un viaje panorámico por la ruta. Gracias al relativamente pequeño tamaño de la nación, se puede ver una gran variedad de atracciones.
De acuerdo a nuestros intereses podemos planificar un viaje de playa en playa, ver los sitios declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco o bien disfrutar de las magníficas vistas del valle del Duero.
Te presentamos algunas rutas imperdibles para recorrer en Portugal.
LITORAL DEL ALENTEJO Y EL ALGARVE
Es el mejor viaje por carretera para los amantes de la playa, desde Vila Nova de Milfontes hasta Vila Real de Santo António, a lo largo de 320 kilómetros.
La costa sur de Portugal ofrece un idilio casi mediterráneo, con aromas de pino, romero, vino y pescado asado. Podemos encontrar buenas olas para hacer surf, observar la vida marítima y la vida salvaje que rodea este camino.
Los puntos destacados incluyen el paraíso de arena de Praia da Amoreira en Aljezur, la enorme y imponente fortaleza de Fortaleza de Sagres y la vibrante ciudad de Lagos, amante de la vida nocturna. También puede deshacerse del automóvil por el día y tomar un viaje en ferry a Ilha Deserta, una isla larga y sin desarrollar con una playa perfecta.
EL VALLE DEL DUERO
Desde Oporto a Miranda do Douro tenemos el mejor viaje por carretera para los amantes del vino. El Duero es una pequeña gota de cielo. Esta región declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco ofrece algunos de los paisajes más evocadores de Portugal, con kilómetros y kilómetros de viñedos a lo largo de los contornos del río homónimo.
Las plantaciones se encuentran también en terrazas como las de Quinta do Crasto, las onduladas colinas de Pinhão o Casal de Loivos y su hermoso mirador. Desde aquí, la vista presenta el Duero en formato de postal, abarcando un recorrido completo de viñedos en terrazas con paredes de piedra, cosidos en las laderas y bordeando los amplios contornos del valle, con el río atravesándolo todo.
NORTE DE LISBOA
Los sitios denominados Patrimonio Mundial de la Unesco en Portugal son los protagonistas del tramo Lisboa–Tomar. El recorrido parte desde la romántica capital del país, a través de paisajes suavizados por alcornoques y pinos. Antes de salir de la ciudad se encuentra Belém, donde se pueden ver dos íconos arquitectónicos: el Monasterio de los Jerónimos del siglo XVI y la igualmente majestuosa Torre de Belém, que ofrece vistas memorables sobre el río Tajo.
Se continúa por Sintra, un pueblo con palacios, mansiones caprichosas y bosques encantadores, además de algunos lugares atractivos para pasar la noche.
Luego el viaje nos lleva a un trío de impresionantes monumentos arquitectónicos de Portugal. En Alcobaça, se puede pasear por los pasillos de uno de los mejores monasterios de Iberia.
A unos 30 minutos al noreste, quedamos boquiabiertos ante la grandeza gótica de Santa Maria da Vitória, otra obra maestra monástica. El sitio más misterioso de todos está en Tomar, hogar del magnífico Convento de Cristo, construido por los Caballeros Templarios.
EL ALENTEJO
Aventuras conmovedoras y fuera de lo común protagonizan la ruta entre Évora y Monsara, donde se encuentra el corazón y el alma de Portugal. Esta región está plagada de ciudades con castillos en lo alto de acantilados, pueblos tradicionales y llanuras onduladas cubiertas de viñedos y olivares.
En Évora retrocedemos varios siglos mientras visitas monumentos medievales, una escalofriante capilla de huesos y el mejor templo romano de Portugal.
Un poco más allá de las puertas de la ciudad, podemos buscar símbolos antiguos en el Cromeleque dos Almendres, el sitio megalítico más importante de Portugal.
Estremoz y Vila Viçosa son dos ciudades fotogénicas donde todo parece estar hecho de mármol. Más al norte, podemos explorar Marvão, un pueblo en lo alto de un acantilado con vistas panorámicas de la campiña bañada por el sol. También hay que ascender a Monsaraz, otro fascinante pueblo en la cima de una colina con un castillo medieval y vistas más asombrosas.