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La Casa Danzante. Uno de los lugares más emblemáticos de Praga

La Casa Danzante

Fotografía| @takemyhearteverywhere
La Casa Danzante es uno de los edificios más jóvenes de Praga, también de los más sorprendentes. Fue construida a finales de los noventa, y  se ha hecho un hueco entre las gran variedad de iglesias y puentes medievales de la ciudad.

El edificio es obra del arquitecto checo-croato Valdo Milunc, quien trabajó en colaboración con el célebre arquitecto canadiense Frank Gehry,

La estructura representa a dos bailarines en plena danza; y aunque originariamente esta singular propuesta arquitectónica recibió el nombre de “Fred and Ginger” (en homenaje a una de la parejas de baile más conocidas de la historia), actualmente  se conoce como la Casa Danzante.

La Casa Danzante ostenta un estilo deconstructivista. Está compuesta por dos edificios entrelazados: el primero es una torre de cristal que se estrecha hacia la mitad. El segundo, en tanto,  es fácilmente reconocible por sus formas curvas y ventanas desalineadas que contrastan con las casas adyacentes.

PRAGA. LA CIUDAD DE LOS CUENTOS DE HADAS

La historia de Praga comienza por el año 400 antes de Cristo, cuando se constituyó en aquella región el primer asentamiento Celta, reemplazado posteriormente por el pueblo germánico y luego por los eslavos, que han permanecido allí desde el siglo IV.

No obstante,  su etapa de real esplendor llegaría en 1346, cuando Carlos IV de Bohemia fue elegido Emperador Romano. Él inició un ambicioso plan de construcción gótica que unía, a través del famoso Puente Carlos, los dos núcleos urbanos que se habían generado sobre ambas márgenes del río Moldava. Erigiendo en torno a la plaza Wenceslas, la Catedral San Vitus y la primera Universidad de Europa Central.

Más tarde, en el siglo XVIII, y principalmente en la primera parte del XIX, Praga tuvo un gran crecimiento económico que logró atraer a los principales mercaderes y nobles de Europa.

Por aquellos años, el desarrollo arquitectónico fue notable. Esto se evidenció fundamentalmente en los numerosos palacios e iglesias que se construyeron bajo un nuevo estilo: el Barroco.

PERÍODOS DE GUERRA Y AISLAMIENTO

Praga no corrió la misma suerte durante el siglo XX. Las dos guerras mundiales, sumadas a la ocupación Nazi y la posterior implementación del comunismo de la mano del dominio soviético, la sumieron en un aislamiento de Europa Occidental y su creciente economía de libre mercado.

Años más tarde, tras la caída del Muro de Berlín, la ciudad abandonó el régimen socialista.  Se fue adaptando desde entonces al nuevo mundo globalizado. Tal es así que a partir de 2004 la República Checa pasó a integrar la Unión Europea.

Más allá de sufrir en carne propia las desavenencias económicas y políticas de la Segunda Guerra, la arquitectura de Praga resultó ilesa. Esto fue imprescindible para el desarrollo del turismo, uno de sus pilares económicos en la actualidad, que la ha llevado a convertirse en uno de los destinos más elegidos de todo el continente.

ARQUITECTURA CON AIRES MEDIEVALES

Los visitantes disfrutan sus callecitas barrocas con aires medievales, aquellas que al recorrerlas parecen ser un gran muestrario de estilos arquitectónicos. Su casco histórico, declarado Patrimonio Histórico de la Humanidad, es el más extenso del mundo y visitarlo permite conocer la esencia e historia de esta ciudad, llamada popularmente “la perla de las cien torres”.

Además, Praga cuenta con la ventaja de ser muy compacta, ideal para recorrerla a pie o utilizando el transporte público, por demás eficiente. La oferta de bares y cafeterías, por otro lado, brindan el descanso ideal para quienes desean hacer una pequeña pausa entre cada paseo.

Una de las visitas tradicionales de este destino es al Castillo de Praga. Su construcción, en el siglo IX, dio comienzo a la historia de la ciudad. Fue la residencia de los reyes de Bohemiadesde que fue fundado por el príncipe Borivoj y con sus 570 metros de largo y 130 de ancho es considerado la mayor fortaleza medieval del mundo.

PRAGA EN LA ACTUALIDAD

En la actualidad y luego de varias reorganizaciones, es un extenso conjunto de hermosos palacios y edificios conectados por pequeñas y pintorescas calles. En su interior, se encuentran la Catedral de San Vito,  el Callejón del Oro y la Alquimia. Allí se reunían varios alquimistas a buscar la fórmula del oro y dónde habitó durante varios años el escritor Franz Kafka.

Otra de las citas ineludibles para los turistas es el barrio de Malá Strana, cercano al Castillo de Praga. Este cuenta también con impactantes palacios e iglesias que son testimonio del apogeo del imperio. Su principal atracción es, sin lugar a dudas, el Puente Carlos, el más antiguo de la ciudad.

Dicho puente, que comenzó a construirse en 1357 y fue finalizado a principios del siglo XV. Tiene una extensión de 516 metros y une Malá Strana con la Ciudad Vieja. Una de las tres torres que lo protegen,  es considerada por los especialistas una de las construcciones más impactantes de la arquitectura gótica en el mundo.

Del lado de la Ciudad Vieja, de origen medieval, se encuentran algunas de las construcciones más antiguas de la ciudad, erigidas alrededor de la Plaza del Ayuntamiento. Entre estas edificaciones se destaca la Iglesia de Týn, también de estilo gótico, y el Ayuntamiento Viejo, un complejo de edificios donde se encuentra el famoso Reloj Astronómico de Praga, del año 1410, el más antiguo de su tipo en Europa.

Cabe destacar que la zona continuó extendiéndose dando lugar a la denominada Ciudad Nueva, donde se encuentra la famosa Casa Danzante, de estilo deconstructivista, y la Plaza Wenceslas. Esta es el centro comercial de la ciudad, y donde está la estatua de San Venceslao, patrono de Bohemia.