Por | Germán Gil Vázquez, Silvia María Freiria
Rosa de la Viuda dista 200 metros de la costa, comprados como inversión de futuro en los 50 por el abuelo del dueño y cuyos títulos permanecieron olvidados en un baúl por años. Se vio convocado a agregar valor a un emprendimiento familiar con tradición emprendedora.
Se ubicaron dos casas simétricas de un nivel, marcando las esquinas. El futuro dirá como se ocupan los restantes predios intermedios.
La decisión de partida fue afectar lo mínimo posible el agreste entorno de dunas existente, tamizado por alguna acacia existente.
Al estar en lo alto, Rosa de la Viuda recibe de frente el aliento oceánico que junto a su brisa refrescante trae sales altamente reactivas con los metales.
Se proyectaron unas casas moduladas en base a Bloques compactados, con altas prestaciones térmicas en muros y aberturas. Un refugio en los temporales y un lugar fresco en los veranos.
Las casitas viven en torno a sus áreas sociales que se preservan de las vistas de la calle con angostas aberturas, abriéndose hacia el espacio dock estar externo.
Sus azoteas transitables son para observar los astros del cielo de Rocha. Quedó el orgullo del producto final que fue muy bien recibido por el lugar y sus visitantes.
FICHA TÉCNICA
Arquitectos: Germán Gil Vázquez, Silvia María Freiria.
Ubicación: Punta del Diablo, Uruguay.
Área proyecto: 200 metros cuadrados.
Año proyecto: 2016.
Fotografía: Marcos Guiponi.