Por| Mercedes Miganne| Arquitecta
El MUSAC es un edificio de 10.000 m2 que nace como un nuevo espacio para la cultura. Su calidad conceptual, diseño, técnica y constructiva ha logrado que en el año 2007 se lo galardone con el Premio Mies Van Der Rohe.
El Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León en España se erige como ícono de la arquitectura actual, entendiendo el edificio como un objeto artístico en sí mismo, sin descuidar una precisa funcionalidad.
En su extensión, la obra se gesta en la necesidad de brindar un lugar donde exponer arte. Descarta la idea de espacios estáticos y borra los límites entre lo público y lo privado, logrando el dinamismo y la flexibilidad necesarios para alojar una amplia variedad de formas de exposición.
El diseño parte de la intención de poder concebir y desarrollar proyectos y exposiciones en todos los niveles. Así, resuelve el espacio de modo que permite el despliegue de arte contemporáneo y, a su vez, experimenta y reformula la vivencia de esta práctica.
Similar a la composición de un tablero, el edificio se proyecta desde la yuxtaposición de salas y patios de dimensiones variables y los conecta de forma encadenada creando un recorrido en si mismo. La ausencia de vías de desplazamiento específicas permite al visitante definir su propio circuito del museo y que los sectores fluyan entre sí. Estos cruces espaciales propician visuales tanto longitudinales como transversales y diagonales, brindando al usuario una experiencia única.
Las salas posibilitan realizar muestras de diferentes tamaños y características. A su vez, al estar conectadas, refuerzan la idea de ambiente único y global. De este modo, los arquitectos españoles Luis Mansilla y Emilio Tuñón dan forma a un sistema expresivo que materializa el punto en común del arte y la arquitectura: la paradoja contemporánea, las individualidades que forman parte de un todo común, de lo efímero y lo perpetuo, de lo igual y lo distinto, de lo universal y lo transitorio.
El conjunto se ha dispuesto de forma cóncava, creando así una plaza pública de 1500 m2 hacia la fachada que sugiere una actividad más urbana, donde brinda un espacio a la ciudad para el desarrollo de la vida social.
DISEÑO Y COMPOSICIÓN
La composición del volumen del edificio está inspirado en ciertos pavimentos de origen romano que mediante la disposición del cuadrado y el rombo permiten desplegar una superficie continúa sobre un plano. Los distintos sectores nacen de una retícula que posibilita la resolución del programa de forma flexible admitiendo una amplia gama de variaciones.
La imagen del proyecto se nutre de la rigurosidad y simplicidad constructiva del hormigón, junto con la expresiva cáscara que lo recubre.
Esta última, materializada por un mosaico de cristales de 37 colores que se ha obtenido de la digitalización de la Catedral de León.
Este gesto no sólo rinde homenaje al sitio donde está emplazado, sino que sugiere una semejanza con una catedral contemporánea.
La impronta lúdica de su fachada no opaca la rigurosidad de su construcción, evidenciando la precisión minimalista y casi industrial de su ejecución.
En el interior del diseño, la austeridad del hormigón blanco se hace protagonista y propicia una homogeneidad continua en todo el recinto.
El juego formal es exacerbado por los rebotes de la luz, que ingresan a través de los grandes paños de vidrio. Esto crea una impronta particular que no compite con las obras que se exponen, sino que por el contrario, acompaña su desarrollo.
La gran fachada multicolor constituye la puerta de acceso al recinto. Además, resuelve el resto de los lados con un tono sobrio que convive y se mimetiza con el entorno.
Sobre un gran plano urbano, esta propuesta se dibuja como un objeto de arte en sí mismo, con la precisión exacta con que los antiguos trazaban las ciudades sobre el paisaje.
El MUSAC propicia salas de exposición descontracturadas, abriendo las puertas a una gran diversidad de manifestaciones artísticas.
Este centro se construye desde las acciones de los usuarios y son éstos, junto a las obras expuestas, quienes terminan de definir el espacio
MANSILLA + TUNÓN
El estudio de diseño y arquitectura, compuesto por Luis M. Mansilla (1959-2012) y Emilio Tuñón Alvarez (1959) desarrolló una arquitectura basada en la activación comunitaria por mediación de íconos espaciales fácilmente reconocibles.
Su obra reconoce proyectos públicos de gran envergadura como el Museo de Zamora, el Centro Documental de la Comunidad de Madrid y el Museo de Bellas Artes de Castellón. La propuesta para la ampliación del Museo Nacional Reina Sofía, el Palacio de Congresos de Madrid y el Museo de Cantabria.
El MUSAC entra dentro de los denominados experimentos de activación urbana popularmente conocidos como “paisajes sociales”, donde las intervenciones se plantean desde la complejidad de su impacto en el tejido y en el espacio público.
Luis M. Mansilla y Emilio Tuñón, a su vez, han llevado a cabo una labor formativa en prestigiosas universidades. Se destaca la Princeton University School of Architecture, Harvard Graduate School of Design y Ecole Polytechnique Federale de Lausanne.
Escuela internacional de arquitectura de Barcelona, Frankfurt Städelschule y Fundación de arquitectura San Pablo CEU. Escuela de arquitectura de Barcelona, Escuela de arquitectura de Puerto Rico y la escuela de arquitectura de Navarra.
Su trabajo ha sido galardonado con el premio FAD en 2001, 2007 y 2011. El Aplus en 2011. El premio AD Architectural Digest (2009), el Mies van der Rohe (2007), el Saloni (2007), el VIA (2006) y el COACV (2000).
Excellent Work Award (2000), Primer premio de la bienal de arquitectura iberoamericana (1998), el premio Fundación CEOE (1997) y el galardón Arquitecti (1996).