Foto | @kangarooislandaustralia
Kangaroo Island, un rincón paradisíaco que desvela las maravillas de Australia a sus visitantes, ha experimentado una travesía extraordinaria en los últimos años. A pesar de desafíos considerables como devastadores incendios forestales y la pandemia de COVID-19, este destino ha emergido con una vitalidad renovada, al igual que su rica flora y fauna. Ahora más que nunca, ofrece opciones respetuosas con el medio ambiente para satisfacer la curiosidad de los viajeros.
Ubicada a ocho millas de la costa de Australia Meridional, la isla despliega paisajes impresionantes. Las vistas abarcan desde bosques y dunas desérticas hasta acantilados, playas y lagunas.
Su hábitat sorprendentemente diverso proporciona un refugio próspero para íconos de la fauna australiana. Se destacan canguros y koalas, acompañados por otras especies menos conocidas como equidnas y dunnarts.
Las cristalinas aguas costeras albergan una abundancia de peces, respaldando tanto a una población residente de focas como a las ballenas que pasan durante su migración anual. Para los amantes del buceo, incluso es posible avistar dragones marinos endémicos en estas frescas aguas.
La geografía única de Kangaroo Island ha beneficiado su producción agrícola. Se han formado ensenadas protegidas para el cultivo de ostras, colinas bañadas por el sol destinadas a viñedos y olivares.
Este aislamiento singular ha permitido incluso la creación de un santuario para las abejas laboriosas de Liguria. Estos insectos llegaron desde Italia en 1881 y son consideradas la última colonia pura en el mundo.
Con una extensión de apenas 4405 km², Kangaroo Island es lo suficientemente grande para cautivar a sus visitantes. A su vez, es lo bastante pequeña para explorar en solo una semana.
A pesar de sus atractivos evidentes, los últimos tres años han sido un desafío para los negocios dependientes de visitantes. La temporada de incendios de 2019-2020 y la posterior pandemia crearon un doble impacto que requirió una notable resiliencia.
Kangaroo Island ha demostrado ser increíblemente resiliente. Apenas 48 horas después de que las llamas se extinguieran, un hongo de aspecto rocoso comenzó a crecer sobre las cenizas. Así, se inició un asombroso proceso de regeneración que ayudó a volver a ponerse de pie.
La comunidad de 5000 habitantes se unió para reubicar a los afectados, ayudando a reconstruir hogares y medios de vida. En dos años, la isla estaba prácticamente de vuelta a la normalidad.
La pausa proporcionada por la pandemia permitió a Kangaroo Island restaurar gran parte de la infraestructura turística perdida en los incendios, un proceso aún en curso.
Hoy, el Parque Nacional Flinders Chase resplandece con exuberancia. El lugar ofrece nuevos senderos accesibles en silla de ruedas en lugares como Remarkable Rocks y Admirals Arch. A lo largo de la costa, los senderos de Ravine des Casoars están adornados con brotes frescos. Si vamos hacia el norte, la vista hacia Snelling Beach vuelve a estar salpicada de canguros al atardecer.
Las cicatrices de los incendios, representadas por las ramas ennegrecidas de los eucaliptos, dan al paisaje un toque postapocalíptico. Sin embargo estos recordatorios desaparecerán en unos años, absorbidos por la vegetación resistente de la isla. En resumen, Kangaroo Island sigue siendo un destino turístico que encanta con su belleza natural y su capacidad para recuperarse de adversidades, ofreciendo a los visitantes una experiencia única e inolvidable.